El recuerdo de Rodolfo Inda, político y pionero en la Iglesia evangélica en Neuquén
Carta de opinión escrita por Beatriz Carolina Chávez para el diario de Río Negro:
El 1 de mayo de este año nos dejó don Rodolfo Inda, nacido el 13 de enero de 1928 en Puan, provincia de Buenos Aires. Era hijo de Pablo Inda y de Zelinda Tundo, nacida en Borrello, Italia. Su abuelo, Cesáreo Inda, procedente de la española Pamplona, se radicó con sus padres en Buenos Aires, en Puan.
De la unión de Pablo y de Zelinda nacieron Rodolfo, Pablo y Raquel, quienes, a su vez, les dieron varios nietos y bisnietos. Luego de concluir con su educación básica, Rodolfo cursó hasta el tercer año de la Facultad de Ciencias Económicas del entonces Instituto Tecnológico del Sur (hoy Universidad Nacional del Sur). Arribó a estas tierras en 1954, lo hizo con su esposa Sara Elizabeth Luayza y con su hijo mayor, Oscar.
Acá nacieron Guillermo, María Elizabeth y Ricardo. Rodolfo comenzó a trabajar llevando libros contables en distintos comercios. Con el tiempo pudo abrir, en la calle Don Bosco al 200, un taller con máquinas que trabajaban la piedra y el mármol. Apenas tres años después de haber arribado a la ciudad, don Amaranto Suárez lo mandó a llamar para ofrecerle un puesto en la Municipalidad como contable, puesto que pudo conservar a pesar del cambio de autoridades.
Hace unos años Inda nos contó cómo fue su ingreso en el mundo de la política: “En 1960 buscaban subsecretario administrativo en la Legislatura para el bloque de la Unión Cívica Radical. Yo me presenté al concurso y gané el puesto de prosecretario administrativo. Ello significó un periodo en mi vida durante el que me interioricé aún más de la realidad financiera y legislativa del Neuquén”. “Llegó a mis manos un libro de Lisandro de la Torre, un rosarino que pertenecía a la Democracia Progresista, y quedé encantado con sus ideas”. Influenciado por esos ideales, a nuestro entrevistado le propusieron en 1962 rehacer el partido en la zona.
Es así que junto a Odetto formaron la Democracia Progresista de Zapala. Representando el nuevo partido fue electo diputado provincial, cargo que ejerció hasta el Onganiato en 1966. Tuvo una prolífica tarea: presentó un proyecto para la planificación urbana de la ciudad, defendió y logró importantes reivindicaciones para el gremio docente, asumió enérgicamente el comportamiento que debe guardar un correcto funcionario y se constituyó en un verdadero fiscal del pueblo. En tal sentido, inició juicio político a tres jueces del Superior Tribunal de Justicia, profesores de la Universidad Nacional del Comahue, por incompatibilidad, obsecuencia y desequilibrios psíquicos.
“La Iglesia es la vida, la política pasión”, decía Rodolfo. En la foto lo vemos con Pérez Esquivel, don Jaime de Nevares, padre San Sebastián, entre otros; hombres fuertes del escenario político nacional y regional. Nuestro entrevistado también actuó en distintas organizaciones culturales comunitarias y religiosas centralizando su acción hacia los sectores más humildes. Entre los años 1967 y 1969 presidió la Asociación Cultural Conrado Villegas.
En 1981 integró el primer consejo del primer banco cooperativo de la provincia, Banco Coopesur Cooperativo Limitado. Al año siguiente fue nombrado presidente de la Federación neuquina de Cooperativas. Unos años después fue candidato a intendente representando al radicalismo, responsabilidad que no dudó en aceptar porque se había desilusionado de la democracia progresista al hacerse conservadora. La tarea política era matizada con sus labores de contabilidad y la compra y puesta en funcionamiento de una mueblería.
Su formación religiosa fue adquirida en su infancia, ya que su madre era evangélica. Rodolfo realizó una prolífica tarea misionera en la Iglesia Evangélica: estuvo dieciséis años realizando su obra en Centenario, durante los que participó de la construcción de un templo en 1969 y tuvo un rol muy importante en el momento en que no había Pastor.
Se dividían las tareas entre Inda, Mantelli y Trillo, tres miembros de la mencionada Iglesia. Fue promotor también de la creación del Consejo de Administración de la Mutual AMEN, Asociación Mutualista Evangélica Neuquina. En los 70, Rodolfo trabajó en la Cooperativa de Luz. En 1982 fue electo presidente de la institución. Un homenaje a uno de los pocos exfuncionarios que fueron consecuentes en la práctica con su modo de pensar y actuar.